lunes, 16 de agosto de 2010

La Virgen Dormida, la Virgen del Transito

Un año más Zamora fue a los pies de su Virgen del Tránsito, de su Virgen dormida. Allí estaba Ella en su urna de cristal, enjoyada por anillos y cadenas que los devotos le han donado, con los ojos cerrados y con cara dulce contorneada de flores nos bendijo a cada uno de los que nos acercábamos a contemplarla, bien desde los bancos o desde la ventanita de su camarín.
Aunque he ido muchos años a participar de la Eucaristía en su honor, desde hacía bastantes años no subía al camarín a contemplarla más de cerca y ayer, cuando volví a hacerlo, me hizo reflexionar algo que por un momento durante la Eucaristía me pasó por la cabeza y es el ver cómo María siendo la Madre del Salvador, pasó por la muerte como pasamos todos los hombres, se igualó a nosotros estando Ella a un nivel más superior. Tanto Ella como el Hijo, fueron iguales a nosotros pudiendo no haber pasado por esto, pasaron, fueron mortales y después resucitaron, como algún día nosotros también. Al verla en la cama tumbada, yacente no podía imaginar que esa que estaba ante mis ojos fuese la Madre de mi Dios, de mi Salvador, pero sí, alli la teníamos como una zamorana más tras el último suspiro, muerta.
Cuando veo a esta Virgen siempre me pasa la misma petición por la cabeza, los enfermos y los que están a punto de morir. Pues ayer también, una vez más le pedí por todos los que están enfermos y no tienen cura, por los que están a punto de morir y por todos los demás cuando nos toque, que Ella, que es la intermediaria entre Dios y los hombres, que ha pasado por la muerte y ya resucitó, abra sus manos y nos acoja cuando estemos en el sueño eterno y nos lleve ante el Padre para que ante Él volvamos a la vida, pero a la Vida Eterna que nos tiene prometido.
Saludos a todos
Horacio (Racieddu)

Foto: Horacio Navas Juan (Razieddu)