martes, 7 de septiembre de 2010

Real Sitio de la Granja de San Ildefonso

Hola a todos, tras un tiempecito de estar "apartado" de aquí por motivos veraniegos y personales vuelvo con una entrada dedicada a un lugar que merece la pena visitar al menos una vez en la vida: Las fuentes monumentales de la Granja de San Ildefonso, Segovia. El pasado 25 de Agosto tuve la ocasión de poder disfrutarlas, verlas "tranquilamente" y como no, fotografiarlas, aunque no tanto como hubiese querido, pero ya se sabe que el tiempo va siempre en contra en estos casos. Por la mañana pasé recorriendo las angostas calles de la capital, Segovia, visitando sus principales monumentos: Acueducto, Alcazar, Casa de los picos, paraje de la Sierra de la Mujer Muerta, ....... y una serie de iglesias que nos encontrábamos a nuestro paso. A las 11 había quedado en las puertas del Alcazar con un buen amigo Jerezano, pero afincado en Segovia, que nos iba a servir de Cicerón para enseñarnos más a fondo la ciudad y posteriormente la gastronomía. Primero entramos en el Alcazar y tras visitar toda la fortaleza nos dirijimos a la Torre del Homenaje para desde las alturas y tras recorrer sus 152 escalones poder observar la ciudad y sus alrededores. Finalmente recorrimos la Plaza Mayor, la Catedral,.....etc y llegamos al Acueducto, impresionante obra romana que aún hoy saca un ohhh!!! de las gargantas de quien lo mira con detenimiento. Parece increible, como si fuese "de cartón-piedra" como decíamos alli junto a él, pero no, es de grandes bloques de granito que uno a uno fueron tallados y colocados unos sobre otros para abastecer de agua a la ciudad castellana. Tras dedicarle un paseo a lo largo de su estructura y comentar unas cuantas cosas de él eran las dos de la tarde y el estómago nos pedía comida y a ser posible algo "de la tierra", por lo cual de los tres que estabamos juntos comiendo y a pesar de los 35º de temperatura, yo, no podía pasar por Segovia sin probar "Los Judiones de la Granja" y el "Cochinillo Segoviano", y me lo comí. Los demás al igual que otros clientes comieron ensaladas u otras comidas más frescas para paliar el calor que hacía. Con el estómago lleno de tan ricos manjares y el cansancio de estar toda la mañana caminando nos fuimos poco a poco hacia nuestro principal objetivo del día: las fuentes de la Granja.
Poco tardamos en llegar por la proximidad a la que está de la capital por lo cual aunque la cita de empiece era a las 5 y media pudimos pasear un poco por los jardines y admirar con más detenimiento aquellas maravillas creadas por las manos del hombre. Alas 5 y media comenzaron a salir los primeros chorros al aire de la primera fuente: Neptuno o la Carrera de Caballos. Tras ella, todas las demás, una a una fueron brillando con luz propia con el agua que desprendian junto a los rayos del sol que ampliaba aún más el dorado que las cubría. Cada una era distinta a la anterior, y cada cual no era ni mejor ni peor que otra, simplemente distinta y todas ellas algo admirable. Todas nos deleitaban con su fuerza, con sus estatuas, su simbología, con su agua y muchas de ellas nos hacían partícipes de la fiesta mojándonos un poco. Miles de personas nos agolpábamos entorno a ellas, especialmente los "peñistas" del pueblo de la Granja que desde el primer momento no dudaron en darse un chapuzón. A las 7 y media la última fuente "La Fama" daba por finalizada la ruta monumental de las fuentes en plena fiesta de San Luis y con su enorme chorro de 30 metros, que se divisa segun los lugareños, desde la capital nos decía adios. Tras ella nos habiamos asombrado con "Los baños de Diana", "Las Canastillas", "Las Ranas", "Las Ocho Calles", ... En fin, algo que siempre tendré en mi mente y que siempre me gustará volver a ver. Al anochecer regresamos a Segovia donde volvimos a recorrer algunos de los monumentos que vimos por la mañana para admirarlos nuevamente iluminados y si bellos eras a la luz del sol, esa belleza se aumentaba a la luz de los focos donde el Alcazar parecía el verdadero castillo de Disney en medio del cielo negro y el Acueducto una fila de arcos puesta como fichas de dominó que parece que de un momento a otro de va a caer. Desde el barrio judio vimos la catedral, como se levantaba dorada y majestuosa sobre los demás edificios como protegiendo bajo sus muros a su querida ciudad de Segovia. Terminamos la noche en unas terrazas acompañados por otros dos amigos que por motivos laborales no pudieron acompañarnos durante el día como lo hizo Sebas. Ellos son Felipe y Fernando, dos chicos estupendos y que a pesar del poco tiempo que teníamos, disfrutamos de su compañía y su acogida igualmente. Tras unas cervecitas nos despedimos dejando ya en el pasado un maravilloso día y prometiendonos en un futuro y no muy lejano un próximo encuentro, pero esta vez en Zamora y con más tiempo.
Para ellos, Sebas, Miguel, Felipe y Fer va dedicada esta entrada. Por ser tan buenos anfitriones y deseando que el proximo encuentro sea como minimo lo mismo de estupendo que este. Prometo volver por vuestra tierra, ya lo sabeis.
Saludos

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